Denominamos terreno, al volumen que se encuentra bajo la superficie topográfica y que cumple la función de soporte y alimento de la vegetación. El terreno, desde el punto de vista técnico o geológico, se divide en dos partes: suelo y subsuelo.
Suelo
Su procedencia parte de la materia mineral de la roca madre (estructura inorgánica y porosa), que por acción del clima, viento, agua y hielo, se ha modificado, a través de los siglos, en ligeras y frías partículas que posibilitan la vida vegetal.
Los suelos constituidos por sedimentación están compuestos por varios estratos o láminas de distinta composición, ya que proceden de la demodulación de rocas originarias de diversas características. Tales láminas se denominan «horizontes», tiene una relación directa con las posibilidades de la vida vegetal, son relativamente paralelos y se diferencian entre sí por su composición, color, profundidad y estructura determinándose así, en todo terreno, tres capas que influyen en el desarrollo de la vida vegetativa.
AEROBIA
Es la capa más superficial, entre cuyas partículas circula el aire, donde se desarrollan fácilmente las plantas de raíz fasciculada, las raíces infantiles y parte del mismo sistema radicular adulto.
ANAEROBIA
Situada a continuación de la aerobia, y donde el aire penetra con mayor dificultad, es una capa que produce en sus componentes las transformaciones químicas necesarias para la situación de los vegetales, actuando también, como depósito de agua, al conservar la de lluvia necesaria para la sobrevivencia de las plantas durante los períodos de sequía. En ella por almacenar agua y elementos nutritivos, en mayor proporción que la capa superficial, pueden desarrollarse satisfactoriamente las raíces adultas y las grandes plantas de raíces profundas y pivotantes.
CAPA DE RESERVA
Es la tercera capa y la más profunda, que debe cumplir la función de almacén de materia orgánica y mineral, como reserva en el caso de que se agotaran, en las capas superiores, los elementos nutritivos. Dentro de estas tres capas es donde viven y se desarrollan todos los vegetales.
Subsuelo
Esta parte constituye la base o los cimientos del suelo, donde en ocasiones, circulan por ella aguas freáticas o subterráneas, no siendo apta para la vida vegetal. El suelo natural desnudo, es decir, sin ninguna clase de vegetación, no sólo destruye y afea el paisaje, sino que también facilita la acción erosiva de los elementos, que actúan directamente sobre él, dejando al descubierto el subsuelo e imposibilitando el cultivo. Por esta razón, en ocasiones el subsuelo se encuentra excesivamente próximo a la superficie, apareciendo grandes zonas estériles o mínimamente fértiles, como es frecuente en las zonas montañosas graníticas.
Los suelos se vuelven tóxicos para la vegetación, si en ellos predomina fuertemente un elemento nutritivo; como los desiertos de nitrato, aglomerados de azufre, vetas de hierro, etc., considerándose en estos casos subsuelos. Existen también subsuelos falsos como los producidos por erupciones volcánicas.
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