lunes, 11 de mayo de 2009

V. ENFERMEDADES CARENCIALES

Como su nombre indica, esta enfermedad se produce por el exceso o defecto de uno o varios elementos nutritivos. Normalmente se manifiesta cuando la planta se encuentra en pleno desarrollo vegetativo. Sus surtidores son diversos, el desarrollo se detiene y se reducen los extremos de los tallos, sus hojas amarillean o sufren deformaciones y necrosis y, por último, las flores no llegan a abrirse o lo hacen con dificultad. Es imprescindible para combatir esta enfermedad averiguar la carencia a fin de poder aplicar oportunamente la corrección necesaria al terreno. Por esta razón, es importante conocer los síntomas de las diversas carencias. Estas son de:

Azufre. Limitación general del crecimiento de los tallos, hojas empequeñecidas con cierto color amarillento y variaciones de tonalidad verde claro.

Bono. Fragilidad y estrechamiento en el desarrollo de los tallos y hojas. En las plantas de hoja perenne, los tallos sufren un doblegamiento en su parte superior y sus hojas se enroscan hacia el envés; en las de hoja caduca, por su parte, las hojas se vuelven ligeramente amarillentas.

Calcio. Deformación de los tallos en su parte superior y las hojas adquieren manchas amarillas y necrosis en sus extremos.

Cinc. Se manifiesta por la reducción del crecimiento de la planta, hojas ligeramente amarillas en sus nerviaciones, negras en sus extremos y las nuevas aparecen pequeñas y estrechas.

Cobre. Sin causa aparente las hojas nuevas se marchitan en sus bordes.

Fósforo. Reducción, casi total, del crecimiento, delgadez de los tallos, caída de las hojas en la parte superior y detención y raquitismo de su floración.

Magnesio. Sus síntomas son, tallos delgados, hojas con sus bordes amarillentos que se doblan por su parte superior, adoptando más tarde una tonalidad algo rojiza.

Nitrógeno. En general la planta adquiere una mar-chitez anormal, pierde el vigor, las ramificaciones se debilitan, las hojas amarillean o palidecen y sus nuevas hojas nacen más pequeñas.

Potasa. Extremos de escasa longitud, hojas pequeñas, gruesas y con estrías en el nervio central y bordes, la ' floración adquiere manchas pardas dificultándose su apertura.

Una vez determinado el factor de la carencia, éste se combatirá aplicando oportunamente el producto deficitario. Es idóneo emplear en estos casos abonos foliares, r,: por su mayor rapidez de asimilación. Las carencias pueden evitarse efectuando un abono preventivo en el terreno, durante el otoño; con la precaución de aplicar los abonos nitrogenados antes de que la planta entre en su fase vegetativa.

VI. ENFERMEDADES PROVOCADAS POR EL EXCESO DE RIEGO

Cada planta requiere, por su distinta morfología, un riego determinado. Las cactáceas o plantas carnosas, debido a la facultad que tienen de absorber la humedad ambiental y por sus reducidas transpiraciones, necesitan riegos más espaciados; sin embargo, las plantas de hoja delgada requieren más agua. Deben conocerse las distintas necesidades de agua en las plantas ornamentales, pues de lo contrario pueden perderse gran número de ellas, bien por excesivos riegos que causan la podredumbre del cuello de la raíz o por escasez, provocando tambien su muerte. Durante el verano los riegos se incrementarán, pues en las épocas calurosas las plantas transpiran intensamente y gran parte de la humedad que contiene el terreno se evapora. Si las plantas están cultivadas en macetas o jardineras, los riegos serán aún más frecuentes. El riego debe ser copioso, profundo y espaciado, pero nunca superficial aunque frecuente, pues por esta causa se mueren muchos céspedes, ya que el agua se evapora antes de llegar a las raices. Durante el verano, es conveniente efectuar los riegos a primera hora de la mañana, para evitar que la planta sufra sequía durante las horas de más calor; sin embargo, las plantas sufren serios trastornos fisiológicos, cuando el riego se efectúa al atardecer, pues el agua aportada contrasta enormemente con el terreno que se mantiene ardiente. Si los riegos son frecuentes, es necesario acompañarlos de fertilizantes adecuados, ya que la tierra puede quedarse sin elementos nutritivos, causándole carencias a la planta, pudiendo enfermar. Por todas estas razones es muy importante estudiar y determinar el riego que necesita cada planta, sin abusar de él durante el verano, ni omitirlo, especialmente en las especies cactáreas o crasas.

VII. LOS PRODUCTOS DE TRATAMIENTO

Existen en el mercado muchos productos comerciales, quizá demasiados, con diferentes nombres, pero muy parecidos en su composición. Vamos a exponer a continuación algunas nociones básicas y esenciales para la comprensión y conocimiento de los productos antiparasitarios más importantes.

Los acaricidas

Se emplea para combatir los ácaros, como las arañas rojas. Este producto está generalmente compuesto por Dicofol o por Fenizon.

Los fungicidas

Se utilizan para eliminar y controlar las múltiples enfermedades criptogámicas o producidas por hongos. Existe una infinidad de productos fungicidas, compuestos a base de Manibe, Captana, Benomyl, cobre, azufre, etcétera, que tienen una eficacia notable, pero desgraciadamente su nivel de polución es muy elevado.

Los fungicidas tienen generalmente una acción curativa bastante débil; por esta razón, es conveniente emplearlos para prevenir la enfermedad, y destruir las esporas de los hongos antes que éstos se desarrollen y destruyan los tejidos de las plantas.

Los insecticidas

La mayoría de los insectos se combaten con estos productos, que generalmente contienen las sustancias de base siguiente: Lindarre, Parathión, colorantes de nitrato, aceite de synthèse, pyrère y nicotina. Estos productos atacan a los insectos por contacto o bien por ingestión.

VIII. REGLAS PARA EL EMPLEO DE LOS PRODUCTOS

Para la utilización de estos productos antes mencionados, es conveniente seguir las siguientes precauciones:

1. Leer atentamente las instrucciones del envase.

2. Emplear cada producto para el fin recomendado. El uso indebido o inoportuno puede dañar la planta.

3. Para su máxima eficacia, la dosificación está estudiada en relación con la tolerancia del vegetal. No deben variarse las dosis.

4. Si se emplean productos en aerosol, es necesario aplicarlos a una distancia mínima de 30 centímetros entre el envase y la planta, especialmente en las plantas de hojas delicadas y finas.

5. En los días soleados y cálidos deben aplicarse los productos líquidos al atardecer o al amanecer. Nunca deben realizarse los tratamientos a pleno sol.

6. En general, no se utilizará ningún producto químico cuando la flor esté totalmente abierta.

7. Durante los días de viento, deben evitarse los tratamientos químicos en polvo, pues el producto puede perjudicar a otra planta.

8. La mayoría de los productos empleados para la lucha de enfermedades o plagas son tóxicos. Dejar los envases lejos del alcance de los niños.

9. Es aconsejable lavarse las manos después de su utilización.

10. Los tratamientos preventivos para las enfermedades producidas por hongos o criptogámicas deben efectuarse en primavera, con varias semanas de intervalo.

11. Los tratamientos curativos son generalmente necesarios en primavera y en verano.

1 comentario:

  1. MUY BUENO ESTE ARTICULO ME HA SERVIDO MUCHO PARA MIS CONSULTAS, YA QUE ESTOY ESTUDIANDO UNA TECNOLOGIA AGRICOLA EN EL SENA.........

    JLMD
    TECNICA AGROPECUARIA

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