lunes, 11 de mayo de 2009

VII. LAS JARDINERAS

Existen en el mercado un sinfín de jardineras y macetas de diversos materiales y volúmenes, siendo su elección una cuestión de gusto y espacio.

La artesanía clásica creaba los tiestos de cerámica o barro cocido y también de materiales pétreos. Actualmente, las jardineras y recipientes son de fibrocemento de color gris claro y poseen la gran cualidad de no pudrirse. También se fabrican de materia plástica con la característica de su ligereza; y finalmente, se encuentran en los mercados jardineras de metal y aluminio, muy decorativas y modernas.

Respecto a su tamaño, existen grandes recipientes que pueden contener a pequeños árboles, hasta las más pequeñas macetas. Pero sin embargo, es necesario saber que para que una planta pueda desarrollarse normalmente, la maceta ha de medir como mínimo veinticinco centímetros de profundidad, veinte centímetros de diámetro y ser de un material suficientemente poroso. Desechad las macetas varnizadas, esmaltadas, etc. Es preferible utilizar macetas de barro cocido provistas de un buen agujero de desagüe. Las jardineras, por su parte, han de medir 105x30x38 centímetros. Exponemos a continuación, la capacidad de tierra que necesitan los distintos grupos de plantas para vivir; es decir, qué clase de jardineras o recipientes requieren para poder desarrollarse.

Los geranios, las plantas anuales, bianuales y las vivaces requieren unas jardineras de las siguientes dimensiones:

Ancho: 20 a 40 centímetros.

Profundidad: 25 a 40 centímetros.

Distancia de plantación: 25 a 35 centímetros.

Los arbustos por sus parte precisan unos recipientes de:

Ancho: 30 a 40 centímetros.

Profundidad: 35 a 50 centímetros. Distancia de plantación: Desde 35 a 60 ó 70 centímetros.

Los árboles o arbolillos de escasa altura necesitan recipientes con:

Ancho: 50 a 70 centímetros. Profundidad: 50 a 70 centímetros. Distancia de plantación: 2 a 4 metros.

Las trepadoras requieren unas jardineras de:

Ancho: 30 a 70 centímetros.

Profundidad: 40 a 70 centímetros.

Distancia de plantación: 75 a 100 centímetros.

Los rosales se desarrollan satisfactoriamente en recipientes de:

Ancho: 30 a 50 centímetros. Profundidad: 30 a 40 centímetros. Distancia de plantación: Aproximadamente 75 centímetros.

Los setos de cerramiento de 1,50 a 2 metros de altura, necesitan plantarse en una jardinera con: Ancho: 30 a 40 centímetros. Profundidad: 50 a 70 centímetros. Distancia de plantación: 30 a 35 centímetros.

Pero si disponemos de una terraza muy pequeña únicamente se podrán crear setos con adelfas, ya que sólo necesitan para vivir:

Ancho: 20 a 30 centímetros.

Profundidad: 30 a 40 centímetros.

Distancia de plantación: 40 a 50 centímetros.

Los recipientes y macetas han de estar de acorde con la decoración que se desee imprimir a la terraza, es decir, en una terraza de estilo rústico se colocarán tinajas, macetas de cerámica clásica, jardineras de piedra, o recipientes de madera como un barril cortado, una carretilla llena de flores, cuencos, etc. En terrazas de decoración moderna se utilizarán recipientes ^ metálicos o de metacrilato, en forma de cubos, poliedros, prismas, etc.; o bien jardineras de obra o de hormigón visto, formando una composición volumétrica.

Muchas veces en las decoraciones de terrazas se busca el contraste, combinando distintos estilos; por ejemplo, incorporar recipientes de cobre moldeados a mano, en una decoración moderna, o bien buscar el contraste colocando jardineras de vidrio o aluminio, en terrazas de estilo rústico.

La elección de los recipientes o jardineras, debe basarse en cuatro puntos. Primero en el estilo de la terraza, segundo en la superficie de la misma, tercero en el estilo arquitectónico de la vivienda y cuarto y fundamental en el conjunto de plantas que se hayan seleccionado para su implantación en ellos.

Antes de colocar o situar definitivamente las macetas o jardineras, es conveniente hacer varios ensayos para encontrar la disposición más práctica y estética. Todos los recipientes deben estar situados de tal forma, que sean accesibles para regar y trabajar en ellos.

VIII. CAPACIDAD DE TIERRAS

Es muy importante el elegir la jardinera o recipiente que pueda contener la capacidad de tierra necesaria para que en ella puedan vivir y desarrollarse las plantas de forma satisfactoria. Se ha comprobado que es mejor utilizar recipientes grandes que varios pequeños, pues las plantas encuentran más apoyo y mejores posibilidades de defensa en los recipientes de mayor capacidad, igualmente al admitir varias plantas, se pueden crear estéticas y bellas combinaciones de diversa especie y coloridos. En jardineras pequeñas, al ser más reducida su capacidad de tierras, las plantas encuentran mayores di-cultades en enraizar y desarrollarse, necesitando más cuidados, ya que son menores sus reservas alimenticias y la duración de la humedad necesaria. Pero en muchas ocasiones, por falta de espacio o aspecto estético, es necesario utilizar pequeños recipientes; en estos casos, es conveniente plantar en ellos plantas de reducido tamaño o de escaso desarrollo, o bien plantas de corta vida como las anuales y bianuales.

Los recipientes deben llenarse primero con una capa de grava o de trozos machacados de maceta, de dos a tres centímetros de espesor a fin de asegurar un buen drenaje. Después se llenarán de tierra buena de jardín mezclada con un poco de humus o turba, hasta dos o tres centímetros del borde del recipiente.

IX. DRENAJE

En el ajardinamiento de una terraza se tienen que tener en cuenta dos tipos distintos de drenaje. Primero el de la terraza, que es un factor propio, de su arquitectura y forma de construcción. La terraza deberá estar construida de tal forma, que el agua de lluvia, la sobrante del riego, la vertida por las macetas y el agua de condensación de las plantas pueda evacuarse de una forma fácil y rápida. Según el tipo de drenaje que posea la terraza, ésta admitirá un tipo u otro de ajardinamiento.

El segundo tipo de drenaje se refiere a los propios de cada recipiente. Las macetas y jardineras tienen que estar provistas de uno o varios agujeros de desagüe. Para que éstos no se obstruyan y el drenaje sea efectivo es necesario colocar sobre estos orificios trozos de macetas rotas o viejas o bien una capa de grava que facilite la salida del agua sobrante y aumente la estabilidad del recipiente. Es aconsejable colocar sobre la capa de gravilla otra del mismo grosor de turba o brezo, a fin de conseguir una reserva de agua para las raíces de la planta. Si un recipiente o maceta no posee un efectivo sistema de drenaje, las plantas pueden morir por putrefacción, al no poder evacuarse el agua sobrante del riego.

X. VIENTO

Es un elemento muy importante y que se ha de tener en cuenta principalmente en las terrazas de áticos, azoteas, coronamientos de edificios y en los balcones de pisos altos, que estén esencialmente batidos por los vientos típicos de la región.

Las rachas de viento y las fuertes corrientes de aire dificultan el normal desarrollo de la mayoría de las plantas. Para solucionar o aplacar este problema es conveniente crear un montaje de cortavientos a base de mamparas de vidrio u otro material, telas metálicas, enrejados o sistemas especiales o bien con cerramientos de materiales vegetales como el cañizo, brezo, etc.

En las terrazas que estén muy azotadas por fuertes vientos, además de colocar los cortavientos necesarios, se emplearán plantas fuertes que resistan bien las corrientes de aire.

XI. REVERBERACION SOLAR

Todas las plantas necesitan luz para poder desarrollarse y una gran mayoría requieren una reducida exposición solar para facilitar la floración. Las cactáceas y plantas crasas, aceptan elevadas exposiciones al sol. Sin embargo, en las terrazas expuestas a un alto grado de soleamiento y que, a su vez, las paredes que la componen actúan como panales reflectantes, se pueden producir en lugares de ellas, como en esquinas o ángulos, ambientes excesivamente caldeados, donde existen temperaturas superiores a las soportadas por unas determinadas plantas, ya que se suman el calor producido por el soleamiento natural y el creado por la luz reflejada, junto con una deficiente aireación.

Para solucionar el problema que tienen estos focos de calor es necesario revestir los muros que rodean la terraza con algún material aislante, para posibilitar la vida de las plantas que se encuentran cerca o bien adosadas a estos muros. Igualmente en las terrazas excesivamente soleadas se deberán elegir plantas que resistan el calor.

XII. ELEMENTOS ARTIFICIALES

Para complementar la decoración del ajardinamiento de una terraza se pueden emplear elementos estáticos y de uso como fuentes, esculturas, pérgolas, glorietas, etc.

Pero se tendrá que tener en cuenta, que el excesivo dominio de estos elementos decorativos pueden llegar a coartar la naturalidad y belleza de la vida vegetal o ajardinamiento. Estos elementos artísticos y decorativos deberán relacionarse con las líneas arquitectónicas de la terraza y con el diseño del ajardinamiento, integrándose en la" decoración general y ensalzando la belleza de la misma. Por ejemplo, una pequeña fuente surtidor puede colocarse entre un centro de vegetación, obteniendo con el ruido del agua un ambiente más fresco, o también podrá estar incorporada en una pared a modo de fuente para beber.

Los objetos de arte, estatuas o esculturas abstractas deberán rodearse de plantas adecuadas para que se incorporen dentro de la decoración en general; pero sin que se oculte el objeto artístico ni tampoco le dejen aislado.

Las pérgolas o glorietas, que cumplen la función de ofrecer sombra, deberán revestirse de enredaderas o adornarse con plantas colgantes, etc.

Integran los elementos de uso como bancos, mesas, sillas, etc., en el ajardinamiento de la terraza, es más conflictivo, pues este uso no debe afectar el buen desarrollo de las plantas que los rodean. Las mesas y las sillas pueden ser de diversos materiales (hierro, madera, plástico, etc.), pero el estilo tendrá que asociarse con la decoración de la terraza y de la vivienda. El elemento adicional de la terraza que resulta más dificultoso es la pintura, tanto de paredes, puertas y ventanas que la componen como de las mamparas, pérgolas, etc. Lo más natural y fácil es que las paredes estén revestidas de piedra natural y que los elementos de madera conserven sus colores de origen, protegiéndolos únicamente con pinturas o barnices adecuados. Si las paredes de la terraza se han de pintar, será de forma que su color favorezca y realce la belleza de la vegetación circundante, siendo el más adecuado el blanco o el derivado hacia grises o beiges. No deberán escogerse colores fuertes y oscuros, que empequeñecerían visualmente la terraza y nunca se pintarán las paredes de color verde ya que las plantas no resaltarían sobre este fondo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario